“Determinar la concentración sérica de vitamina D en personas sanas sin riesgo de hipovitaminosis D no está indicado".
No hay indicios de que tal determinación tenga impacto (positivo) sobre la salud de las personas. Estamos pues frente a una situación que trasciende la medicalización, incluso en su faceta más discutible. Porque habitualmente se le da una connotación peyorativa que no siempre merece, porque tratar problemas no médicos como si lo fueran a veces es beneficioso.
Aunque a menudo resulta perjudicial, no solo por inútil, ya que los problemas no médicos – como que te traten mal en el trabajo – no se solucionan medicamente sino porque además acostumbran a generar iatrogenia como ocurre en muchos casos de prescripción de ansiolíticos y desde luego en algunos de vitaminas.
Pero en el caso de la sobreprescripción de la vitamina D la cuestión es que en la mayoría de las ocasiones no se trata de corregir ninguna deficiencia clínicamente objetiva, si no de alcanzar unas concentraciones que se suponen “normales” aun cuando no tengan relación con problemas de salud médicamente solucionables.
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